Entrevista a Alberto Salinas (01/11/ 1932 - 27/11/2004)
...Es mejor comenzar esta nota explicando que un "Yellow Kid" (Pibe amarillo) es una preciada estatuilla equivalente al "Oscar" en la historieta y luego aclarar que, desde que fue instituida hace muchos años, pocos artistas argentinos la ganaron.
Exactamente cinco, y Alberto Salinas es uno de esos pocos. Cuando aquel 15 de noviembre de 1997 en el anfiteatro del predio ferial de Roma recibió la mencionada estatuilla de manos del ministro de Cultura y Educación de Italia, la emoción del instante lo desbordó y apenas pudo terminar las improvisadas palabras de agradecimiento.
Es que estaba recordando a su padre, el legendario y fallecido dibujante y pintor José Luis Salinas porque, simplemente veintidós años después lograba repetir la hazaña de ganar el mismo premio obtenido por su progenitor. No todos tienen dos "Yellow Kid" en la familia...
Alberto César Salinas, porteño, 66 años, casado, tres hijos, ocho nietos, recibe a SOLDADOS en su casa solariega del barrio de Palermo, a un tiro de piedra de los cuarteles del Regimiento 1 de Patricios. Su vida, como la de su padre, estuvo marcada por el dibujo pero de una manera tan singularmente relacionada con el ambiente militar que él mismo nos explica por qué:
"Mi padre era un apasionado de los uniformes militares de todas las épocas. Su detallismo y minuciosidad se plasmó en infinidad de ilustraciones y me trasmitió esa misma pasión. La gran mayoría de sus trabajos está ahora en el Archivo General de la Nación, además llegó a poseer una colección de treinta mil soldaditos de plomo, muchos de ellos diseñados y moldeados por él mismo..." nos dice.
Alberto Salinas fue un voraz lector de cuanta novela de aventuras se le pusiera a tiro (Salgari, Verne, etc.) y a los 18 años debutó en la historieta con "Capiango" publicada en la revista Patoruzito, guionada por el escritor Manuel Peyrou. Se trataba de un caballero salteño de los tiempos de Güemes, estilo El Zorro, que emprendía una lucha personal contra los realistas que por ese entonces dominaban nuestra tierra.
Salinas hizo el servicio militar en el Regimiento 1 de Patricios para luego pasar al distrito militar Buenos Aires en la calle Defensa en calidad de oficinista. Al rememorar aquellas épocas recuerda que sus superiores lo tenían loco pidiéndole que dibujara Capiango "que por entonces era muy popular...".
A fines del '53 entró a trabajar en Editorial Columba y le tocó ilustrar las grandes novelas de romance y aventura. Era el benjamín del staff y se codeaba con maestros de la talla de Arturo del Castillo, Enrique Rapela y Hugo D'Adderio. Ya en 1960 conoció a Hugo Pratt, posteriormente legendario creador del "Corto Maltés" quien al ver su labor le pidió unas muestras de dibujos para enviar a Europa. Como resultado de esto viajó ese mismo año a Londres comenzando a trabajar para la editorial Fleetway. Entre la nutrida labor ejecutada allí recuerda a "Moira, la esclava de Roma", ambientada en los tiempos de Julio César.
Alberto César Salinas, porteño, 66 años, casado, tres hijos, ocho nietos, recibe a SOLDADOS en su casa solariega del barrio de Palermo, a un tiro de piedra de los cuarteles del Regimiento 1 de Patricios. Su vida, como la de su padre, estuvo marcada por el dibujo pero de una manera tan singularmente relacionada con el ambiente militar que él mismo nos explica por qué:
"Mi padre era un apasionado de los uniformes militares de todas las épocas. Su detallismo y minuciosidad se plasmó en infinidad de ilustraciones y me trasmitió esa misma pasión. La gran mayoría de sus trabajos está ahora en el Archivo General de la Nación, además llegó a poseer una colección de treinta mil soldaditos de plomo, muchos de ellos diseñados y moldeados por él mismo..." nos dice.
Alberto Salinas fue un voraz lector de cuanta novela de aventuras se le pusiera a tiro (Salgari, Verne, etc.) y a los 18 años debutó en la historieta con "Capiango" publicada en la revista Patoruzito, guionada por el escritor Manuel Peyrou. Se trataba de un caballero salteño de los tiempos de Güemes, estilo El Zorro, que emprendía una lucha personal contra los realistas que por ese entonces dominaban nuestra tierra.
Salinas hizo el servicio militar en el Regimiento 1 de Patricios para luego pasar al distrito militar Buenos Aires en la calle Defensa en calidad de oficinista. Al rememorar aquellas épocas recuerda que sus superiores lo tenían loco pidiéndole que dibujara Capiango "que por entonces era muy popular...".
A fines del '53 entró a trabajar en Editorial Columba y le tocó ilustrar las grandes novelas de romance y aventura. Era el benjamín del staff y se codeaba con maestros de la talla de Arturo del Castillo, Enrique Rapela y Hugo D'Adderio. Ya en 1960 conoció a Hugo Pratt, posteriormente legendario creador del "Corto Maltés" quien al ver su labor le pidió unas muestras de dibujos para enviar a Europa. Como resultado de esto viajó ese mismo año a Londres comenzando a trabajar para la editorial Fleetway. Entre la nutrida labor ejecutada allí recuerda a "Moira, la esclava de Roma", ambientada en los tiempos de Julio César.
También para la radio y telvisión francesa dibujó "Tierry Le Fronde", un personaje tipo Robin Hood que tenía su propia serie televisiva. Pero la relación laboral con los ingleses se cortó por su propia decisión en 1982 durante la guerra de las Malvinas. Salinas lo explica con sencillez:
"Tenía dos hijos que estaban revistando en el Ejército: Hernán Alejandro, que a los 23 años, con prórroga había completado sus estudios de arquitectura y egresó como teniente de reserva y José Luis que, como conscripto, hizo la colimba en el Estado Mayor. Con el país en guerra dejé de trabajar para los británicos y debo aclarar que ganaba muy bien pero no me importó. Se dice que los artistas, al ser internacionales, no tiene patria pero yo me sentí siempre argentino hasta la médula y como tal procedí...".
Su labor no se agota en la historieta ya que hizo numerosos trabajos publicitarios, evoca especialmente "La historia del transporte en la Argentina, desde la carreta hasta lo último que había en vehículos en aquellos días..." para la empresa Deutz.
También supo transmitir su saber gráfico de 1984 a 1998 en la escuela de dibujo de Garaycochea y ya hay jóvenes discípulos que siguen su huella. Nuevamente dibujando para nuestro país creó "Los Voortrekkers", una historia de colonos holandeses antes de la guerra anglo-bóer en África, "Legión Extranjera" y "Rurik el vikingo" para Editorial Record.
Al regresar a Columba en 1983 lo estaba esperando "DAGO", creación guionística de Robin Wood. Sería este personaje que lo catapultaría hasta las cimas del ya mencionado "Yellow Kid".
"Dago", ubicada en los tiempos de esplendor y poderío del imperio otomano tiene una rigurosa, ajustada y soberbia reconstrucción de época debida al talento de Salinas. Se ha publicado en toda Latinoamérica, Europa... y Turquía. En la ya mencionada exposición de Roma se lucieron más de ciento veinte páginas originales de esta espléndida saga.
Alberto Salinas, al igual que su padre, también es pintor y su placer es plasmar la anatomía del caballo y las escenas de nuestro campo. Nos vamos, dejándolo en la creativa soledad de su atelier desde donde, munido de su mágico pincel y para regocijo de los lectores sigue empeñado en la creación de nuevos mundos de peligro y aventura. Mundos que, desde luego, todos esperamos seguir disfrutando por muchos años más.
Gentileza Revista SOLDADOS, Año IV Nº 47, Octubre 1999.
Su labor no se agota en la historieta ya que hizo numerosos trabajos publicitarios, evoca especialmente "La historia del transporte en la Argentina, desde la carreta hasta lo último que había en vehículos en aquellos días..." para la empresa Deutz.
También supo transmitir su saber gráfico de 1984 a 1998 en la escuela de dibujo de Garaycochea y ya hay jóvenes discípulos que siguen su huella. Nuevamente dibujando para nuestro país creó "Los Voortrekkers", una historia de colonos holandeses antes de la guerra anglo-bóer en África, "Legión Extranjera" y "Rurik el vikingo" para Editorial Record.
Al regresar a Columba en 1983 lo estaba esperando "DAGO", creación guionística de Robin Wood. Sería este personaje que lo catapultaría hasta las cimas del ya mencionado "Yellow Kid".
"Dago", ubicada en los tiempos de esplendor y poderío del imperio otomano tiene una rigurosa, ajustada y soberbia reconstrucción de época debida al talento de Salinas. Se ha publicado en toda Latinoamérica, Europa... y Turquía. En la ya mencionada exposición de Roma se lucieron más de ciento veinte páginas originales de esta espléndida saga.
Alberto Salinas, al igual que su padre, también es pintor y su placer es plasmar la anatomía del caballo y las escenas de nuestro campo. Nos vamos, dejándolo en la creativa soledad de su atelier desde donde, munido de su mágico pincel y para regocijo de los lectores sigue empeñado en la creación de nuevos mundos de peligro y aventura. Mundos que, desde luego, todos esperamos seguir disfrutando por muchos años más.
Gentileza Revista SOLDADOS, Año IV Nº 47, Octubre 1999.