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lunes, 27 de julio de 2009

los Hashshashin

En el capitulo 75
el viejo de la montaña
Dago conoce al viejo y a los hasshahin
que se cree son solo leyendas del arabes
Los nizaríes, a quienes sus enemigos llamaron hashshashiín (también Hashshashin, Hashishin, Hashashiyyin o Hashasheen), de la que procede el término asesinos, fueron una rama de la secta religiosa ismaelita de los musulmanes Shia en el Medio Oriente, activa entre los siglos VIII y XIII. Se hizo famosa a partir del siglo XI por su actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticos o militares. En ese período, tuvo su sede principal en la fortaleza de Alamut, en los Montes Elburz, al norte del actual Irán.
Es decir estamos ante un grupo de la rama del ismailismo dentro chiismo, pero en una zona absolutamante perteneciente al sunnismo.
Este centro de poder ismailismo tuvo su pico de preponderancia durante el Califato Fatimi, con sede en El Cairo.
En el siglo 1100 el religioso carismatico Hasan i Sabbah tomo la fortaleza de Alamut (cerca del Mar Caspio) y establecio desde alli un poder inexpugnable por lo que sus enemigos (que lograron sobrevivirle) lo calificaron como el Viejo de la Montaña.
Desde alli y con otras fuertes plazas en Iran y Siria extrendio una red politica, religion y que llego a casi ser un estado o califato.
En 1094, murió el califa fatimí Al-Mustansir, cabeza del ismailismo, y estalló una guerra de sucesión entre sus hijos Al-Musta'li y Nizar. Los ismailíes de Irán tomaron partido por este último, que finalmente fue derrotado, provocando una ruptura entre los seguidores de Hasan-i Sabbah (que en lo sucesivo se llamarían nizaríes) y la mayoría de los ismailíes.
A partir de alli contra los suni que consideraban infieles, se dedicaron a enviar a su gente a eliminar a prominentes líderes suníes, a quienes consideraban "usurpadores impíos". A pesar de su escaso número, los nizaríes parece que aterrorizaron enormemente a sus enemigos. Realizaron muchas acciones mortíferas y lograron alcanzar a personajes muy protegidos, creando la leyenda de que nadie podía escapárseles.
Hasta que el 22 de mayo de 1176 intentaron asesinar a Saladino durante el Asedio de Alepo, en los años precedentes a la Tercera Cruzada. El famoso caudillo kurdo respondió asediando la posición nizarí siria de Masyaf, pero acabó desistiendo.

Fuentes nizaríes dicen que el propio jeque o líder nizarí se infiltró en la tienda de Saladino mientras éste dormía, dejándole un pastel envenenado con una nota que decía: "estás en nuestras manos".

Otra versión habla de una carta enviada a su tío materno jurando la total destrucción de la familia ayubí. El caso es que desde entonces, Saladino mantuvo buenas relaciones con los nizaríes. También fueron víctimas de la secta el califa abasí Al-Mustarshid, y más tarde su hijo Al-Rashid. La gran mayoría de sus víctimas fueron musulmanes, y quizá por eso la mayor parte de los datos manejados tradicionalmente en Europa sobre los asesinos no proceden de fuentes cristianas directas sino sobre todo de una indirecta y dudosa, como Marco Polo.
De Marco Polo procede también la leyenda de los guerreros drogados con hachís en el falso paraíso. Un siglo antes, un viajero menos conocido, el judío navarro Benjamín de Tudela, menciona la secta de los asesinos y a un jefe llamado "el viejo", aunque afirma que su sede principal era Kadmos y no Alamut.
Fue Marco Polo quien popularizó en Europa la leyenda del origen del nombre de Asesinos con el que la secta pasó a la historia en Occidente. El término asesino, que hoy es una palabra común, procede del persa "haššāšīn" (حشّاشين), que literalmente significa "consumidores de hachís", ya que se supone que era ingerido antes de consumar sus ataques, pero esta etimología se encuentra en disputa. Este término, al igual que como muchos otros datos sobre la secta, procede de sus numerosos enemigos, ya que la mayor parte de la documentación nizarí fue destruida con el castillo de Alamut.
Los homicidios políticos practicados por los nizaríes pretendían ser ejemplificadores y se hacían a plena luz del día, cuando la persona objeto del atentado estaba rodeada de público, lo que suponía que el asesino podía ser capturado y ajusticiado invariablemente tras cometer su asesinato. La leyenda atribuye el arrojo y el encarnizamiento de los homicidas, que sabían que no saldrían vivos de su acción, al consumo de hachís, o quizá de otras drogas llamadas genéricamente por este nombre.

Algunos autores, como Amin Maalouf, contestan a esta etimología, y dicen que la palabra procede de asāsiyyīn ("fundamentalistas").
En realidad, la relación de los nizaríes con el hachís no está atestiguada y muchos estudiosos la consideran poco probable. Sí es más probable que se les diera ese nombre de foma genérica y posteriormente tomara ese sentido, forjándose la leyenda.

El poder nizarí desapareció al tener que enfrentarse a dos enemigos muy poderosos. De un lado, la dinastía de los mamelucos, que había sucedido en Egipto al Sultanato Ayubí, y cuyos ejércitos, dirigidos por el sultán Baibars, tomaron el último baluarte nizarí en Siria en 1273. En Irán, tras el reinado insignificante y violento de Muhammad III, que dura hasta 1255, su hijo Jur Shah debe enfrentarse con el avance de las tropas mongolas dirigidas por Hulagu Jan, nieto de Gengis Jan, dispuesto a arrasar Oriente Medio.
Los mongoles conseguirán asediar y destruir una a una todas las fortificaciones nizaríes, incluida Alamut, que quedó reducida a los cimientos, desapareciendo con ella su gran biblioteca. Jur Shah morirá camino de Mongolia, y de su familia sólo sobrevivirá uno de sus hijos, al parecer ocultado a tiempo para preservar la sucesión. Muchos nizaríes fueron masacrados.
Se sabe poco de la historia de los nizaríes tras este periodo de destrucción y masacre. Los restos de la comunidad se dispersaron en grupos aislados y sobrevivieron discretamente, amenazados y débiles ante los musulmanes ortodoxos.
En el siglo XV hay un cierto resurgir de la secta: desde la ciudad iraní de Anjudan se retoman las predicaciones y se envían misioneros a la India y Asia Central. La predicación consigue realizar gran cantidad de conversiones. En India, los nuevos nizaríes se llamarán Khodjas o Joyas.
En el siglo XIX, el lejano descendiente de aquel hijo de Jur Shah salvado de la persecución mongola, Hasan Ali Shah, que es el iman número 46 de los nizaríes, recibe del sah de Irán Fath Ali el título de Aga Khan.
(ALAMUT)
En 1848 se instalará en Bombay, desde donde emprende la reorganización de la comunidad ismailí.

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