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domingo, 12 de abril de 2009

Entrevista a Gustavo Amezaga

Entrevista a Gustavo Amezaga o su alter ego Manuel Morini, o entrevista a Manuel Morini y su alter ego Gustavo Amezaga.

Abril 2003
comicscolumba.blogspot.com

¿Cuál fue el origen del seudónimo Gustavo Amézaga y que ventajas y desventajas te ha traído?
En realidad, cuando empecé, no imaginaba escribir con seudónimo. Fue el Jefe de Arte de Columba quien me convenció de que Manuel era nombre de almacenero. Y vaya si tenía razón. Mi abuelo materno Manuel lo era. No lo conocí. Pero sé que era un tipo honorable. ¿Qué importa que sonara a qué? Yo solo quería publicar mi maldita historieta. Tenía solo dieciocho años y no quería darles el primer pretexto para ser eyectado. Así y todo puse la condición de que dicho seudónimo no fuera anglosajón. Ya había varios, reales o no. Entonces tomé mi segundo nombre y mi apellido materno y los junté. Julio Álvarez Cao decía que mi nombre sonaba bien. Manuel Morini. M.M. El viejo truco de las iniciales iguales. Como me fueron conociendo bajo el seudónimo, decidí que sería mejor continuar usándolo. Hace seis años, al cambiar de editor, lo abandoné. Ahora, Thalos lo ha exhumado para editar algunos de mis trabajos en Argentina. ¿Ventajas? Los lectores me conocen así. ¿Desventajas? No lo sé. Si hasta hay lectores en potencia que ni siquiera conocen a Gustavo Amézaga.
También leía todo lo bizarro que cayera en mis manos, matizados por lecturas de clásicos y no tanto. A los diecisiete ya me consideraba con los conocimientos suficientes como para escribir un guión y fui a ver a Carlos Vogt, quien me apadrinó ante Columba. Cuando me agarró el Jefe de Arte me di cuenta de todo lo que NO sabía. Y faltaría mucho para averiguarlo y ensayarlo. Después empezó mi carrera cuasi académica. Estudiando Cine en la única escuela privada que existía Buenos Aires y asistiendo a infinidad de talleres de guión. Pero mi maestro, mi verdadero maestro fue Antonio Presa, el tan mentado Jefe de Arte de Columba
¿Quienes han sido las personas que más han influenciado en tu vida personal?
Creo que en primer lugar, aunque no en el definitivo, fueron mis padres. Ellos era los que me compraban libros además de poseer mi madre una biblioteca, sino clásica, al menos considerable. Como dije, me tenían que arrancar de la tele cuando emitían “Los invasores” o “Kung fu”.
Con Crazy Jack en primer lugar y Khrysé en segundo. Parte importante para mí fue la de convertirme en guionista asistente de Wood. Le escribía, digamos un Savarese, y él lo reescribía incomparablemente mejor. Era la época en la que Robin tenía una enorme producción, se entiende. Confirmada mi capacidad, comencé a trabajar como suplente. Robin vivía fuera de Argentina y aún hoy lo sigue haciendo. Enviaba sus guiones por carta, a lo sumo por fax, manuscritos. Algunas veces no llegaban a tiempo y me encargaban un episodio circular, que no cambiara la línea argumental general tramada por Robin. Así trabajé con Mandrafina, Salinas, Olivera, etc. Los grandes, digamos. Después, cuando Robin se cansaba de esa serie, entre Armando Fernández, Ricardo Ferrari y yo, las seguíamos sin descuidar las nuestras. Es así como hoy escribimos con Ferrari los Dago Mensuales para Italia en tanto que Robin se dedica a su exquisito trabajo del semanal con dibujos de Gómez.
¿Qué significó llegar a ser parte de Editorial Columba?
Todo. Columba era el Hollywood de los historietistas. Con los mismos defectos y ventajas de la Meca del Cine. Pero se toma, o se transita por las afueras. Y yo quería bebérmela toda. En especial porque era un adolescente. No sólo iba a realizar mi sueño de ser guionista, sino que compartiría cartel con los grandes, ganaría dinero. En síntesis, me convertiría en un adulto y, además, viviría de mi “arte”. ¿Hay alguien que aspire a algo más? En aquel momento, la culminación de mi carrera. Poco después descubrí que era solo el principio de ella. Además de convertirme en uno de sus guionistas, trabajé de manera corporativa como coordinador y editor. La experiencia ganada allí en diferentes áreas técnicas y humanas fue impresionante e impagable. Columba se convertía en mi segunda escuela y en mi segundo hogar. Desayunaba, estudiaba, trabajaba, almorzaba, me encontraba con colegas -muchos de los cuales hoy son mis amigos- con los que discutíamos sobre temas infinitos. Si hubiera habido una cama, hasta me hubiese quedado a dormir.
¿Cuáles consideras que han sido los aportes de Columba al género de la historieta?
Fue fundamental entre lo 70’s y los 80’s. Nada menos que veinte años, aunque persistió más de ochenta como empresa. Una de las dos o tres de más trayectoria en el país. Descubrió a Robin Wood, a Marchionne, a Mandrafina, a los hermanos Villagrán, a tantos otros, que siendo ya genios se convirtieron en renombrados luego de pasar por sus páginas. Hizo volver al ruedo a Oesterheld, quien por aquel entonces no tenía domicilio fijo y le dieron una oficina para él solo para que escribiera lo que quisiera, siempre y cuando se adaptara a la línea editorial, cosa en la que el Maestro no tuvo el menor problema.


¿Cómo valoras tu participación en el desarrollo y la evolución de los siguientes personajes: Nippur, Dax, Crazy Jack, y qué momentos más resaltantes o memorables tienes de ellos?
En relación a los más o menos 300 episodios de Nippur, mi participación ha sido poca. A pesar de haber escrito una treintena, es solo un diez por ciento. En Dax, me ocupé de toda una segunda temporada, menor a la primera hecha por Robin. En Crazy mi participación fue total, como lo exliqué más arriba. Debo también agregar Dago, personaje al que escribí varios guiones suplentes en Columba, durante su publicación mensual. Gracias a ello, Robin me convoca, junto a Ricardo Ferrari a escribir los libros mensuales para Italia. En el presente, Dago es publicado por Eura Editoriale de diferentes maneras. Existe un semanal, escrita por Robin Wood y dibujada por Carlos Gomez. El principal. Ahí no intervengo. Ferrari y yo nos encargamos del mensual. Un comic-book de 96 páginas unitario. Dago ya es un personaje ricamente desarrollado por Robin, es decir, está casi todo hecho. No tengo más que imaginar una nueva aventura para él. En cierto modo, estas dos vías paralelas del personaje se enriquecen mutuamente. Y los momentos memorables. Muchos ocurren durante tu contacto con el público. A pesar de ser reservado y casi no asistir a ferias, en las pocas que fui he sido recibido con mucho afecto, Hasta hubo una banda de rock llamada Crazy Jack, con la cual Meriggi y yo nos comunicamos y nos atendieron con reservas creyendo que queríamos cobrarle por la marca. Cuando entendieron que no había nada más lejos de ello, nos invitaron a un concierto.

1 comentario:

Johnny Cosgrove dijo...

gracias por compartir la nota, esta buenisima!!!